Pedro Castillo Terrones, un profesor rural de primaria en Cajamarca, rondero, sindicalista, político que en su momento, como dirigente del SUTEP, lideró una importante huelga de profesores que traicionó en el 2017. Como integrante del partido Perú Posible liderado por Alejandro Toledo, se presentó a la alcaldía de Anguía del municipio de Chota en Cajamarca sin éxito. Fue cuando, como sindicalista, se hizo un espacio en el SUTEP participando en la dirigencia del Comité Nacional de Reorientación y Reconstrucción (CONARE), facción dirigida por el Movimiento por la Amnistía y los Derechos Fundamentales (MOVADEF), brazo político del Partido Comunista del Perú revisionista (PCPr). Pero, ¿cómo así un hombre sin partido, sin ideología y sin votantes de la noche a la mañana, así de forma repentina, termine como presidente de todos los peruanos?
Lo dicho tiene que ver con el ambiente en que se desenvolvía Pedro Castillo Terrones, en un ambiente asiduo por la izquierda electorera como Perú Libre y la izquierda electorera radical como la LOD de MOVADEF y la LOI como el Militarizado Partido Comunista del Perú (MPCP). Un ambiente altamente politizado en el que se movían también personajes como Iber Marabi, Vladimir Cerrón, Guido Bellido, Guillermo Bermejo, entre otros en la sombra. En ese contexto, Pedro Castillo Terrones, decide optar por lo menos radical, Perú Libre, pero sin liberarse de las influencias de los miembros del Movadef que contolan el CONARE. Lo que vino luego se lo facilitó el fujimorismo, Keiko Sofía Fujimori. Para ese entonces el antifujimorismo ya se había extendido por casi todo el Perú.
Y ese antifujimorismo fue el que llevó a Perú Libre y a Pedro Castillo Terrones a ser presidente de todos los peruanos, cargo que tanto el partido Perú Libre como el mismo Pedro Castillo Terrones no supieron defender ante ese fujimorismo que terminó de forma rastrera tumbándolo para apoderarse, del poder, utilizando todos los poderes del Estado para darle un golpe blando.
Pedro Cartillo Terrones, empujado desde el CONARE por la gente de MOVADEF (rechazado por el Estado, por el JNE y disuelto por el poder judicial por su conexión con Sendero Luminoso), sirvió de puente, entre el partido Perú Libre y Movadef. Pedro Catillo Terrones era el nexo pero al mismo tiempo el que serrucho el piso a Perú Libre. Era obvio, que se decantara por el Movadef no porque fuera comunista, sino por la afinidad que tenian ambos con el SUTEP-CONARE, con la lucha magisterial. El MOVADEF ya había pugnado hasta con reiteración para integrarse al sistema y participar de la vida política y de las elecciones, una y otra vez lo intentó por libre y en alianza con la plataforma llamada Frente por la Unidad y Defensa del Pueblo Peruano (FUDEPP), conformada por MOVADEF, Patria para Todos, Tierra Verde y el Partido de Antauro Humala, Partido Etnocacerista Runamasi. MOVADEF es la fachada que da la cara por el PCP revisionista que busca integrarse al sistema que no lo acepta y que mejor oportunidad se le presentaba juntándose esta vez con Peru Libre. Ninguno supo manejar la situción. La sorpresa del trinfo los cogió desprevenidos, por sorpresa en la que ya no solo tenían que afrontar un gobierno (asesores, cargos de confianza, ninistros, etcétera), sino que tambien se tenía que cumplir con los que colaboraron en la campaña y al mismo tiempo enfrenar el acoso de la oposición que no le dio un solo segundo de respiro. A esto, de forma oportunista, se prestó el MOVADEF (PCPr) ante la casualidad antifujimorista que le dio el triunfo a Pedro Castillo Terrones en las elecciones del 2021.
Pero, además, ¿quién fue Pedro Castillo Terrones? Fue un rondero que, durante la guerra interna, en los ochenta se puso del lado de los mismos corruptos, criminales genocidas, vendepatrias, que luego lo destituyeron de su cargo y hoy lo tienen preso. Un rondero que se manchó las manos con la sangre de los mejores hijos del pueblo que en la década de los 80 lucharon contra este Estado genocida y vendepatrias. Los ronderos y los Comités de Autodefensa (CAD) tienen las manos manchadas de sangre y ahora se prestan a participar de las elecciones del 2026. A nueve meses de estos comicios generales, son muchos los partidos que buscan utilizar a Pedro Castillo Terrones, pues el colchón de votos que acumula es muy importante, después de haberlo victimizado, como lo hacen desde la plaza San Martín algunos miembros de la prensa alternativa como ese lord Jaime del MOVADEF que no se cansa de dar vivas a Pedro Castillo Terrones. Lo mismo hace la izquierda caviar, que ya va al encuentro de Pedro Castillo Terrones para ponerse de acuerdo.
Son 43 partidos inscritos para estas elecciones generales del 2026 y necesariamente están obligados a juntarse y llegar a acuerdos por intereses para pasar la valla electoral (5 %), ya que por sí solos quedarían fuera del congreso unos 36 partidos de los 43 inscritos, pero como las elecciones municipales y regionales son en octubre del 2026, y la inscripción tiene vigencia un año (2027), podrían presentarse a las elecciones regionales y municipales. Si antes había alianzas entre partidos históricos, como APRA-UNO o APRA-PPC, por ejemplo, era por posicionamiento; ahora se trata de supervivencia, tanto para partidos pequeños como grandes, sobre todo para partidos pequeños o emergentes. La participación de votantes para estas elecciones son 27 millones es decir que cada partido tendría que tener 1 millon 300 mil votantes y eso es imposible con 43 partidos se es que no se juntan.
El gobierno de un país no recae en un solo hombre, sino en un equipo, un colectivo, de asesores y ministros de confianza, colectivo no viciado como el que ha perdurado durante años conviviendo con el delito y la corrupción. Dirigir los destinos de un país no es dirigir un club deportivo, una asociación cultural ni un sindicato... es mucho más, pero mucho más, en donde las decisiones que se toman son responsabilidad del jefe de Estado en función de asesores y ministros elegidos por el presidente de todos los peruanos. Estos debieron proceder, por lo menos en los cargos más relevantes de gobierno, de su partido, en este caso de Perú Libre. Allí estuvo el gran fallo de Pedro Castillo Terrones: rodearse del enemigo, fujimoristas, aprista y caviares. Perdición del presidente Pedro Castillo Terrones, porque mientras él decía sí a una nueva constitución, su premier decía que no y viceversa. Esa indecisión confundía a la oposición y era sobre Pedro Castillo Terrones sobre quien recaía toda la responsabilidad. Oposición que buscó cualquier pretexto desde el minuto uno de su mandato para desbancarlo hasta conseguirlo.
Perú Libre hizo creer a sus votantes y simpatizantes, incluso a antifujimoristas, que era un partido de izquierda, marxista-leninista-mariateguista. Un partido que le encomendó al presidente de la república una responsabilidad y le dio un programa para aplicar; no era el programa de Pedro Castillo Terrones, como ese señor de la plaza San Martín hace creer a la audiencia, no, era el programa del partido Perú Libre inspirado en el programa de José. C. Mariátegui. Esa izquierda que incluso Pedro Castillo se la creyó no era tal; era una derecha disfrazada en función de intereses personales de su creador, Vladimir Cerrón. En ese sentido, lo que se dio en contra del gobierno de Pedro Castillo Terrones era de esperar con ese ideoprograma.
Lo que no se explica es cómo al jurado electoral se le escurrió este partido de Perú Libre y le permitió participar de las elecciones en el 2021. Tal vez pensaron ya no solo en el JNE, sino en los grupos de poder y los demás partidos, que Perú Libre sería como el partido de Ollanta Humala o de Alejandro Toledo, que se alinearía a la hoja de ruta y todo como si nada, que todo seguiría igual, pero el tiro le salió por la culata. No se percataron de que en la región las cosas cambiaban, caso Bolivia, Venezuela, Nicaragua, Cuba, Brasil, etcétera, y con tantos otros con los que países del BRICS tienen relaciones comerciales, como China con Perú, Colombia, Brasil, Venezuela, etcétera. Cerrón y Castillo, iban en esa dirección y con ello a un cambio de gobierno en el que el control, hasta ese momento en manos de la burguesía compradora, pasaría a ser comandado por la burguesía burocrática. Gobierno ambiguo en el que la estatización y la privatización alternarían para seguir desgraciando al Perú. ¿Qué pasó entre ambos para que se traicionaran el uno al otro? Todo empezó con el nombramiento del gabinete, que juramentó en dos etapas porque no había acuerdo entre ambos (Castillo y Cerrón) por las carteras de Economía y Justicia, Pedro Franke y Aníbal Torres respectivamente (un caviar y un fujimorista), que el día de la juramentación abandonaron el lugar para juramentar días después, una vez apaciguadas las aguas. Después de ello, un error tras otro de Pedro Castillo Terrones, donde él mismo se serruchaba el piso asignando ministros impuestos por el fujimorismo como Óscar Maúrtua que pasó sirvieno a varios partidos desde Acción Popular hasta Ollanta y Toledo; Héctor Valer, aprista, Mariano Gonzáles, de peruanos por el Kambio, Alfonso Chávarry, jefe de un batallón operativo de los Sinchis en Mazamar... La mayoría de sus ministros provenían de la derecha que sirvieron a Belaundo, a Toledo, a Ollanta Humala. El oportunismo de Movadef, ¿qué papel desempeñaba? Que no supo orientar al presidente para elegir carteras ministeriales ni personal de confianza para asesorarlo, porque al final el presidente Castillo terminó solo, sin apoyo popular y ni siquiera de los antifujimoristas, pero ahora, como por arte de magia, Pedro Castillo Terrones, al parecer, tiene un importante colchón de votantes. Cosas de la vida.
Para estas elecciones del 2026, el Movadef, sabe que el proceso puede terminar en una guerra civil, ya que se pueden dar los siguientes escenarios:
1.- Que gane la derecha, lo más probable (el fraude está cantado y preparado desde hace buen tiempo). ¿Será capaz el pueblo de salir a defender sus derechos cuando, desde que se está fraguando, se ha resignado a esperar que Dios los ampare? ¿Qué papel jugarán las rondas campesinas y los Comités de Autodefensa? ¿Y qué hará Movadef?
2.- Si la izquierda gana, ¿la derecha los dejará gobernar? Sabemos que eso no sucederá. Con lo acontecido en las elecciones del 2021, lo más probable es que se produzca un golpe de Estado duro dirigido por los militares y/o movimientos fascistas de la derecha, principalmente aprofujimoristas, que ya se han venido armando o qué creen que esas armas, una (treintena), que le encontraron en su oficina domicilio al abogado Mateo Castañeda, ¿para qué son? Si o si la derecha no va a permitir que la izquierda gobierne porque irían muchos criminales, entre militares y congresistas, jueces y fiscales a la cárcel.
3. ¿Qué hará el militarizado Partido Comunista del Perú (MPCP), el Partido Comunista del Perú, Proseguir?, ante una guerra civil en estas elecciones.
Ya se acorta el plazo y todo los peruanos están pendientes de las elecciones. En el supuesto que gane la izquierda caviar cabe la posibilidad que no cambie nada y que incluso la usurpadora y asesina le sean retirados los cargos y lleguen a acuerdos para que se perdonen todos los delitos a militares, jueces fiscales y congresista. Si lo hace la izquierda radical se integrarían al BRICS y las espectativas de los comunistas para hacerse del poder en el Perú se alejarían muchos, pero muchos años.