LA IGLESIA METIDA HASTA EL PESCUEZO EN CASOS DE PEDERASTIA
12 de febrero 2025
12 de febrero 2025
Ha salido nuevamente a la luz el caso Cipriani, que data del 2018 y 2019, cuando el cardenal peruano y ex-arzobispo de Lima, Juan Luis Cipriani, fue separado de sus cargos eclesiásticos con medidas disciplinarias por la Santa Sede, pero no se vaya a creer que es el único caso, no, también está el caso sodalicio, del grupo SODALICIO: "Sodalitium Christianae Vitae" (el Sodalicio de la Vida Cristiana), creado por Luis Fernando Figari y del que ya daremos cuenta. Estos casos han salido a la luz por la relevancia y el impacto que tiene en la vida social a nivel nacional e internacional y por el tesón de sus víctimas luchando día a día para que se haga justicia, pero hay muchos casos más, mucho que no revisten la importancia y colaterales a estos.
En el caso del pederasta Cipriani su delito data de 1983, hace 35 años (con relación a 2018, en que la Santa Sede tuvo a bien tomar cartas en el asunto). Aunque hay otra denuncia posterior referidas al año 2002, denuncia que no prosperó y más reciente en 2016 por sus declaraciones cuando manifestó que las niñas "provocan" los abusos sexuales o cuando se abstuvo de manifestarse contra la agrupación sodalicio que recientemente ha sido desmantelada de los pederastas que la conducían.
No obstante que el cardenal se declara inocente, el vicario del Opus Dei en Perú, Gómez-Hortigüela, pidió perdón a la víctima por no atender en su momento la demanda y se negó a recibirlo. Un cura controvertido es este Cipriani que fue separado como columnista del diario El Comercio por plagio de escritos de Benedicto XVI.
La víctima de abuso sexual por parte del cardenal no es que durante esos 35 años que han pasado desde que se cometió el delito, no haya hecho nada al respecto. Lo denunció inicialmente en su momento ante el Opus Dei, pero nadie hizo nada. El 2018 lo vuelve a hacer y el vicario del Opus Dei del Perú, Ángel Gómez-Hortigüela, se niega a recibirlo. Se justifica afirmando de que de ese entonces no hay registro de lo sucedido, pero que actualmente es imposible que eso suceda, pero no solo sucedió, sino que le dio la espalda a la víctima. Ahora, por más que se golpee el pecho y pida perdón, nada justifica el encubrimiento al que se ha visto obligado a renunciar y poner en tela de juicio la actitud del pederasta, el Cardenal Cipriani, lo mismo ha tenido que hacer la Conferencia Episcopal del Perú.
Este mismo año 2018, el Papa Francisco recibe la carta de un hombre de cincuenta y tantos años en la que acusa al cardenal Cipriani de abuso sexual cuando tenía 16 años y que el delito se cometió en un centro del Opus Dei (Obra) en Lima, pero no le hicieron caso. El Papa Francisco tomó nota, hizo las averiguaciones precisas pertinentes y el 2019 indicó medidas disciplinarias al pederasta como: exiliarse del Perú, la prohibición de llevar símbolos cardenalicios y hacer declaraciones públicas. No obstante, el cardenal ha hecho caso omiso y ha viajado al Perú reiteradas veces, la última el 7 de enero por invitación del alcalde de Lima, Rafael López Aliaga, que lo ha recibido en la alcaldía para condecorarlo con la medalla al mérito, saliendo de paso en defensa del pederasta, Cipriani.
Pero quién es Juan Luis Cipriani Thorne, cuál es la otra faceta, del que ocupó durante veinte años (1999 - 2019) la arquidiócesis de Lima, tenía todo el poder de la iglesia, poder que ha pasado a su sucesor actual, el arzobispo y primado del Perú, Carlos Castillo Mattasoglio. El pederasta, Cipriani, un ultraderechista muy cercano a Fujimori al que apoyo incondicionalmente durante la guerra interna contra el PCP y como mediador en la toma de la embajada de Japón para la liberación de rehenes por el MRTA.
Pero por qué han montado nuevamente, sacando a la luz el caso del pederasta Cipriani, habiendo casos de recientes violaciones de menores, como el que buscan ocultar el del grupo sodalicio cuyo fundador y organizador el pederasta Luis Fernando Figari ha venido cometiendo violaciones de menores de forma sistemática desde hace muchos años y que la periodista Paola Ugaz ha difundido denunciando a Figari como un monstruo, abusador y misógino, pero aun así Figari es el mimado en el Vaticano. No obstante, el Papa Francisco ha enviado una comisión para investigar a este monstruo, a este enfermo abusador. Los violadores son los enfermos y no las víctimas, como pretende hacer ver el pederasta Cipriani que busca justificar su delito haciendo ver que su víctima es la que sufre de desequilibrio mental.
La consigna de sodalicio: "quien obedece, nunca se equivoca". Era la consigna de Luis Fernando Figari, un esclavista del siglo XXI. Las víctimas denuncian que el sistema de sumisión al que eran sometidos era de total entrega al poder de Figari al que obedecían ciegamente, sometiéndose a agresiones físicas, psíquicas y abusos sexuales, y acusan directamente a Figari de decenas de violaciones.
Abajo de estas anotaciones hay más información al respecto, tanto del caso Cipriani, como del grupo sodalicio. Lo de arriba es solo una manera de resumir ambas situaciones, más la opinión que sigue a continuación es más política y vista desde un punto de vista social. Ya muchos han dado su opinión sobre la crisis por la que ha pasado, pasa y seguirá pasando el Perú desde que Manuel González Prada, en 1888, dijo, que el Perú está podrido. "El Perú es un organismo enfermo que donde se pone el dedo brota pus". Para haber dicho esto, González Prada, el Perú ya estaría muchos años con una enfermedad crónica incurable y así debió ser porque los españoles la dejaron moribunda y el masón de San Martín y Simón Bolívar no supieron tratar la enfermedad. Los anticuerpos que dejaron los españoles: la iglesia, con esa aristocracia y esa casta de criollos a la que estos pseudo libertadores liberaron del yugo español, se fue fortaleciendo con el paso de los años bajo la protección de su ejército. Estos estamentos son lo que estamos viendo actualmente en todos los poderes e instituciones del Estado. Rezagos del sistema esclavista y feudal, una sumisión y servilismo de estos estamentos a la corona española del que le cuesta desprenderse en lo ideológico principalmente. Ya los intelectuales burgueses y no burgueses levantan la voz, ponen el grito en el cielo y dicen. Unos, ¿cuándo se jodió el Perú?; otros, ¿cuándo se fue a la mierda el Perú? También muchos otros grandes escritores, políticos y filósofos; historiadores y antropólogos, que han hecho un diagnóstico exacto y certero que las nuevas generaciones repiten y repiten de una forma u otra, pero no dan con el tratamiento adecuados unos, otros que saben cuál es, tienen miedo a estos anticuerpos mencionados, líneas arriba.
La única oportunidad que tuvo el pueblo peruano en la década de los 80, la dejó pasar y ese tren no volverá a pasar, sino en mucho, pero muchos años. Ya han pasado desde ese entonces 45 años y los maquinistas de ese tren dijeron que el Perú no tiene cura dentro de este capitalismo que no sea una vacuna efectiva contra esos anticuerpos y dijeron también, que aún no estaba definida quién vencerá a quién, si el capitalismo al comunismo o el comunismo al capitalismo que ambas estaban en lucha de clases, que solo existían como clases el capitalismo como clase y el comunismo como clase, ambas en lucha y que el comunismo la iba ganando, pero que el pueblo no es consciente de ello, que lejos de ponerse a su lado apoya a la clase explotadora. Lo estamos viendo, una crisis sobre otra, la nuestra es ya muy gigante que en cualquier momento puede explotar. Los EUA que lucha por mantener su hegemonía lo tiene muy difícil de volver a ser el capitoste, el manda más, le han salido al paso otras superpotencias y su nuevo mandatario D. Trump ya no necesita inmigrantes ahora son una carga, las mercancías se están estoqueando va perdiendo mercados a nivel internacional, las exportaciones disminuyen la recesión acecha, el país más poderoso del globo en la cuerda floja, a punto de perder la hegemonía internacional.
A nivel mundial solo hay dos clases irreconciliables, en pugna, en lucha: por un lado, la burguesía por implantar el sistema capitalista y, por el otro, el proletariado por instaurar la dictadura del proletariado, el socialismo, no como fin, sino como medio para llegar al comunismo. A estas alturas aún no se sabe quién ganará. Todo lo que está pasando en las instituciones y poderes del Estado en el Perú no es sino el reflejo de las contradicciones que se dan en la sociedad, como lo que está pasando en el seno de la iglesia, que no es de ahora, sino de hace más de doscientos años. Ya está bien documentado de que la Obra (OD) es una herramienta política adjunta a las FF. AA y el fascista, Juan Fernando Figari, a decir de los periodistas Pedro Salinas Y Paola Ugaz:
“Figari era fanático de la dictadura de Francisco Franco, de Hitler, de Primo de Rivera, les hacía cantar el Cara al Sol a sus fieles, y hablaba de ser "'mitad monje, mitad soldado'”. La periodista peruana Paola Ugaz habla con precisión, sin omitir detalles. Ha estudiado a fondo a Luis Fernando Figari (Lima, 8 de julio de 1947), fundador del Sodalicio, ahora expulsado de la Iglesia católica. La investigación que llevó adelante junto a Pedro Salinas destapó un infierno de pederastia y todo tipo de abusos que escandalizó al Vaticano, a tal punto que el Papa envió a personas de su máxima confianza a indagar en este poderoso grupo religioso con seguidores en 25 países.
La iglesia, sus miembros no responde a las leyes terrenales, como todo mortal, ellos mortales también solo responden a la leyes divinas, para ello tienen un tribunal eclesiástico, la justicia ordinaria no los alcanza. Tienen su código de derecho canónico.
N.T
OPUS DEI
(Obra de Dios)
Caso Cipriani
Juan Luis Cipriani Thorne
Cardenal peruano y ex arzobispo de Lima (1999 a 2019).
INVESTIGACIÓN DEL DIARIO EL PAÍS
Abusos sexuales en la Iglesia católica
El Vaticano confirma el castigo al cardenal Cipriani, del Opus Dei, por acusaciones de pederastia y le recuerda que sigue “en vigor”
El Vaticano ha confirmado hoy domingo que en 2019 impuso un precepto penal con medidas disciplinarias al cardenal peruano y exarzobispo de Lima, Juan Luis Cipriani, por una acusación de pederastia, tal como reveló este periódico el sábado. Además, le ha recordado que el castigo “sigue en vigor”. Cipriani, el primer cardenal que tuvo el Opus Dei, fue obligado a retirarse, a exiliarse de Perú y Francisco le prohibió llevar símbolos cardenalicios y hacer declaraciones públicas.
De este modo, la Santa Sede ha salido al paso de las declaraciones del cardenal, que tras la publicación de la noticia afirmó este sábado que es inocente y criticó al Papa por haberle sancionado “sin haber sido escuchado”. También aseguró que no había podido conocer la denuncia, si bien el Opus Dei de Perú admitió el mismo sábado en un comunicado que la víctima quiso hablar con el vicario regional de la Obra en Perú, Ángel Gómez-Hortigüela, en 2018 para informarle de los abusos y se negó a recibirlo. En la nota, el vicario le pidió perdón por ello.
La oficina de prensa de la Santa Sede ha ratificado que “tras las acusaciones contra él, y después de aceptar su renuncia como arzobispo de Lima, al cardenal se le ha impuesto un precepto penal con algunas medidas disciplinarias”. Como reveló este periódico, el Vaticano confirma que se trató de medidas “relativas a su actividad pública, al lugar de residencia y al uso de los símbolos, firmado y aceptado por su eminencia”.
Además, la oficina de prensa corrige al cardenal, que el sábado también afirmó que en 2020 se reunió con el Pontífice y le permitió reanudar su actividad pastoral. Por el contrario, el Vaticano ahora le precisa: “Si bien en ocasiones específicas se hayan acordado algunos permisos para acoger peticiones debidas a la edad y a la situación familiar del cardenal, en el estado actual tal precepto sigue estando todavía en vigor”.
Pese a ello, Cipriani ha viajado a Perú este mes y el pasado 7 de enero recibió en el Ayuntamiento de Lima la medalla al mérito de la institución, su máximo reconocimiento. Se la entregó el alcalde, Rafael López Aliaga, también miembro del Opus Dei, que tras la noticia del castigo del Papa salió en defensa de Cipriani. Calificó las acusaciones de pederastia, que el Papa ha considerado creíbles, como una “gravísima difamación”. La municipalidad de Lima ha guardado silencio ante las peticiones para que retire la condecoración al cardenal. También la Conferencia Episcopal Peruana, que ayer clausuró su asamblea general, se mantuvo en silencio sobre el escándalo que afecta a quien fue el clérigo mas poderoso de la Iglesia del país durante dos décadas y uno de los líderes de la ultraderecha latinoamericana. Cipriani también es una figura controvertida por su amistad con el dictador Alberto Fujimori, a quien apoyó durante su régimen, entre 1990 y 2000.
El Papa recibió en el verano de 2018 una carta de un hombre que hoy tiene 58 años que acusaba al cardenal Cipriani de haber abusado de él cuando tenía entre 16 y 17 años en 1983 en un centro del Opus Dei en Lima. Afirmaba que durante la confesión le hacía tocamientos en las nalgas por debajo de la ropa, le acariciaba y le daba besos. Esta persona, que ha confirmado sus acusaciones a EL PAÍS, relataba también que lo contó entonces, ya en 1983, a responsables de la Obra, pero no hicieron nada. El vicario regional del Opus Dei en Perú, Ángel Gómez-Hortigüela, admitió en su comunicado de disculpas del sábado que “no hay registro de ningún proceso formal” en esa fecha, pero no descarta que se produjera la denuncia: “En esa época no se tenía la misma conciencia que hoy sobre los procedimientos más adecuados para acompañar a los implicados”. Admite que “hoy sería imposible que una denuncia quede sin registro”.
Es decir, según el relato del denunciante, cuando en 2019 el Papa obligó a retirarse a Cipriani, la Obra ya conocía acusaciones de abusos contra él desde hacía al menos 35 años. No obstante, Cipriani luego fue nombrado vicario del Opus Dei en Perú en 1986, máxima autoridad de la entidad en el país; en 1988 fue obispo auxiliar de Ayacucho, y arzobispo en 1995; hasta que en 1999 fue designado arzobispo de Lima. En 2001 Juan Pablo II le hizo cardenal.
El Pontífice recibió la carta por mediación de Juan Carlos Cruz, miembro de la Comisión Pontificia para la Protección de Menores del Vaticano, que ha confirmado a este periódico que realizó la gestión. El Papa actuó de inmediato, envió a un sacerdote de confianza a reunirse con el denunciante y recabar la información. Además ya había llegado otra acusación contra el cardenal en 2002, que no tuvo recorrido. El Papa dio credibilidad a las acusaciones y forzó el retiro de Cipriani, que en diciembre de ese año cumplía 75 años y, por praxis, estaba obligado a presentar su renuncia a esa edad. Normalmente el Pontífice no la acepta, deja pasar unos años, pero en este caso la acogió en el momento y lo cesó. Luego le castigó con el exilio y medidas disciplinarias.
Sin embargo, después de que el escándalo haya salido a la luz, el cardenal Cipriani se ha enfrentado públicamente a las decisiones del Papa. Asegura, por un lado, que las acusaciones son falsas: “No he cometido ningún delito ni he abusado sexualmente de nadie ni en 1983, ni antes, ni después”. Por otro, critica la actuación de Francisco: “En agosto de 2018 fui informado de que había llegado una denuncia que no se me entregó. A continuación, sin haber sido escuchado, sin haber sabido más y sin que se abriera un proceso, el 18 de diciembre de 2019 el Nuncio Apostólico me comunicó verbalmente que la Congregación para la Doctrina de la Fe me había impuesto una serie de penas limitando mi ministerio sacerdotal y pidiendo que tuviera una residencia estable fuera del Perú. También se me pidió que guardara silencio, cosa que he hecho hasta ahora”. Ha sido después de estas afirmaciones en una carta enviada a este diario, que luego el cardenal difundió en Perú, cuando el Vaticano le ha recordado que las medidas de castigo siguen en vigor.
El cardenal de Lima llama a Cipriani y otros acusados de pederastia a “abandonar vanas justificaciones” y admitir “la verdad”
Carlos Castillo agradece el trabajo de los periodistas, apoya a las víctimas que denuncian y elogia las medidas disciplinarias del Papa,,,Caso grupo Sodalicio dependiente del arzobispado de Lima a cargo en ese entonces de Cipriani
Luis Fernando Figari
Laico católico fundador de sodalicio y la familia espiritual sodalite
EL DIARIO.ES
ENTREVISTA
— La periodista que denunció el 'caso Sodalicio'
Paola Ugaz: “Luis Fernando Figari fue un monstruo, abusador y misógino, y el niño mimado del Vaticano”
“La expulsión de Luis Fernando Figari como fundador del Sodalicio tiene una importancia capital”, reivindica la periodista, quien provocó que Francisco enviara a Perú una misión para investigar los abusos del mayor depredador sexual de la Iglesia desde Marcial Maciel
— El Vaticano expulsa a Luis Figari, el mayor depredador sexual en la Iglesia desde Marcial Maciel
en religiondigital.com — 8 de septiembre de 2024 21:27 h Actualizado el 09/09/2024 05:30 h 13
“Figari era fanático de la dictadura de Francisco Franco, de Hitler, de Primo de Rivera, les hacía cantar el Cara al Sol a sus fieles, y hablaba de ser 'mitad monje, mitad soldado'”. La periodista peruana Paola Ugaz habla con precisión, sin omitir detalles. Ha estudiado a fondo a Luis Fernando Figari (Lima, 8 de julio de 1947), fundador del Sodalicio, ahora expulsado de la Iglesia católica. La investigación que llevó adelante junto a Pedro Salinas destapó un infierno de pederastia y todo tipo de abusos que escandalizó al Vaticano a tal punto que el Papa envió a personas de su máxima confianza a indagar en este poderoso grupo religioso con seguidores en 25 países.
Ugaz repasa en conversación con elDiario.es las claves de poder, dominio y sumisión que permitieron a los líderes de este grupo ultra ser reconocidos y durante años protegidos por el Vaticano. Además, desvela la persecución sufrida durante la investigación y que ha alcanzado a los propios enviados de Bergoglio.
¿Qué supone la expulsión de Figari del Sodalicio?
Tiene una importancia capital para nosotros, como investigadores de este caso, para los supervivientes y para el Perú, un país donde esta organización se fundó en 1971 y donde conserva mucho poder político, económico, social, y también judicial pese a que las denuncias en su contra datan de 20 años atrás. El Sodalicio se ha paseado impunemente en la sociedad peruana, y solo ha sido gracias al Papa Francisco que el Vaticano ha intervenido. Esto muestra que, a nivel mundial, otras organizaciones que han utilizado el nombre de la Iglesia Católica para acceder al poder y abusar de sus miembros tienen que poner sus barbas a remojo.
¿Cómo ha sido el trabajo llevado a cabo por los investigadores del Vaticano?
Ha sido fundamental. Sin Charles Scicluna y Jordi Bertomeu nada hubiera sucedido. Ellos vinieron a Perú con mucha humildad y empatía para sentarse y escuchar a todos los supervivientes, a los campesinos de Piura a quienes el Sodalicio había quitado sus terrenos en el norte, a todos, recopilando muchísima información que ha llevado hasta el momento de la expulsión.
Tanto Scicluna como Bertomeu han tenido que soportar una presión muy dura, tanto en Perú como en la curia vaticana. A ellos, enviados del Papa, los han acusado y atacado, lo que es igual que atacar al Papa. Y es que el matonismo también forma parte del Sodalicio, que ha tocado fondo al acusar a la misión nombrada por el mismo Papa. Y hay que agradecer su trabajo, y el del Papa Francisco, por la empatía que tuvo al encontrarse con una simple periodista que investigaba la pederastia clerical.
Tuvo oportunidad de hablar con el Papa de este escándalo…
Sí, soy la primera periodista que se reúne con el Papa para hablar de estos temas, para hablar de las víctimas. En noviembre de 2022 pedí a Francisco que hiciera algo, y de ahí surgió la investigación encomendada a Scicluna y Bertomeu. Hablé al Papa de las víctimas: de José Enrique Escardo, el primer denunciante del Sodalicio; de Renzo Orbegoso, de Rodrigo Labor, de tanta gente que ha sufrido tanto... Y gracias a esa escucha, envió a los investigadores y finalmente se decidió expulsar a Figari.
¿Qué decisiones se fueron tomando a partir de la investigación de los enviados vaticanos?
Ha sido un trabajo meticuloso. Vinieron a entrevistar a todas las víctimas, y les dieron otra imagen de lo que es la Iglesia católica después de que durante años no se hiciera absolutamente nada. Desde el principio demostraron que tenían ganas de hacer justicia, de cambiar las cosas, en un país donde los poderes fácticos generan impunidad para el Sodalicio. Junto a ellos, hay que destacar el trabajo del arzobispo de Lima, Carlos Castillo, el cardenal Pedro Barreto, y el arzobispo Reinaldo Nann, que son las excepciones, porque el resto de obispos de Perú no escucharon a las víctimas durante años.
Figari funda la organización a los 24 años, cuando nace la Teología de la Liberación, como una respuesta ideológica desde la derecha. Muchas autoridades religiosas veían con buenos ojos este ‘brazo armado’ que nació en Perú, y le abrieron las puertas del Vaticano
Primero llegaron, vieron y luego, al regresar a Roma, tomaron decisiones: sacaron a Monseñor Rodríguez Carballo [actual arzobispo de Mérida-Badajoz], que era secretario del dicasterio del que dependía el Sodalicio y que no había hecho absolutamente nada; también mandaron a su casa al arzobispo de Piura, José Antonio Eguren, que había dejado de lado a los campesinos a quienes el Sodalicio arrebató sus tierras. El Vaticano ahora es capaz de hacer algo. Esto es una reivindicación simbólica a todas las víctimas.
Durante años, Figari estuvo protegido, no sólo en Perú, sino también en el Vaticano…
Figari funda la organización a los 24 años en Perú, cuando nace la Teología de la Liberación de la mano del sacerdote peruano Gustavo Gutiérrez. Fue una respuesta ideológica desde la derecha a una teología que hablaba de los pobres. Figari era fanático de la dictadura de Francisco Franco, de Hitler, de Primo de Rivera, les hacía cantar el Cara al Sol a sus fieles, y hablaba de ser “mitad monje, mitad soldado”. Y muchas autoridades religiosas veían con buenos ojos este ‘brazo armado’ que nació en Perú. Y le abrieron las puertas del Vaticano. Cuando Ratzinger llega a Perú en 1986, el grupo que lo recibe es el Sodalicio.
Luis Fernando Figari fue el niño mimado del Vaticano. Juan Pablo II lo nombra consultor del Pontificio Consejo para los Laicos, y da al movimiento rango pontificio en 1994. Se movían en Roma como Pedro por su casa: Figari estaba confiado de que no le iba a pasar nada porque tenía poderosos amigos en el Vaticano. Que haya caído por un documento firmado por el propio Papa dimensiona la decisión que se ha tomado.
¿Quién es Figari para usted?
Para mí, Luis Fernando Figari es un producto peruano de abuso, de impunidad, una muestra de cómo alguien que acumula tanto poder puede hacer tanta maldad. Figari no es el lobo solitario, no es el monstruo que vino e hizo el mal. Es un líder que pudo crear esa ficción del carisma del Sodalicio habiendo ya abusado de algunas personas antes, buscando un espacio seguro para seguir abusando y ser reconocido en el ámbito público, tener poder, lujos… mientras en su vida interna seguía siendo un matón, un abusador que convierte a sus seguidores en sus esclavos. Le gustaban las películas de acción, pero esas noches eran de horror para los esclavos que vivían con él. Además, era un misógino: para él las mujeres eran lo peor de lo peor, eran seres inferiores.
De momento Figari continúa en Italia. ¿Cree que será juzgado en Perú?
Figari solo será juzgado en Perú si una fiscalía se atreve a investigar de oficio, o si la fiscalía que había pedido su detención preventiva en 2017 vuelve a pedir su procesamiento. Hasta ahora, no le ha pasado absolutamente nada en la justicia peruana, y la decisión del Vaticano solo confirma que la solución tenía que venir de fuera del país, porque dentro el Sodalicio es todavía un movimiento muy poderoso.
Y ahora, ¿qué? ¿Puede sobrevivir el Sodalicio a su fundador? ¿Qué pasos deben darse?
El Sodalicio no puede sobrevivir al fundador porque no era un monstruo traído de fuera, era parte de la misma organización, creada con su carisma, y que tuvo muchísimos abusadores en su seno. Y la impunidad con la que se movieron los abusadores físicos, psicológicos y sexuales es parte de su ADN. También, las ganas de vengarse de los que los denunciaron. Sus miembros se volvieron robots preparados para acabar con el otro solo porque lo decía el fundador, porque “el que obedece nunca se equivoca”, como decían.