EDITORIAL
Puno entre la protesta pacífica y la violencia revolucionaria
La crisis política social y económica que vive el Perú ha calado hondo en los habitantes del sur del Perú, en los departamentos de Puno, Cuzco, Arequipa, Ayacucho, Huancavelica los que históricamente desde épocas ancestrales -cuando conformaban el virreinato alto Perú-, pusieron en evidenciado ese espíritu rebelde y de lucha que los diferencia del resto; sobre todo, si algún invasor busca oprimirlos y someterlos. Ya lo demostraron durante la invasión española. Recordar que mientras ellos se levantaban contra el invasor español, en ese entonces como ahora los limeños traidores se ponían de parte de la corona.
Actualmente en el Perú, una casta de indeseable acriollados, fascistas, racistas y xenófobos, traidores, genocidas y vende patria que han gobernado desde hace dos siglos, no solo han acusado al pueblo de haber cometido fraude en las últimas elecciones, sino que les han robado su dignidad, sus derechos hasta despojarlos del poder.
Estos miserables canallas de ultra derecha que perdieron las elecciones no solo se han rehusado a aceptar su derrota sino que han buscado por todos los medios aferrarse a lo absurdo, hasta conseguirlo. Hoy, después de encarcelar injustamente al candidato del pueblo, son los que gobiernan. Paradoja de la política, “el que gana pierde y el que pierde gana”. Ahora tienen el poder pero no gobiernan, no saben gobernar y no lo pueden hacer porque a ese pueblo que le han quitado el derecho a elegir a sus representantes se ha levantado y se moviliza para recuperar lo que es suyo lo que ha conseguido respetando el estado de derecho establecido por ellos y no cejarán en su intento por recuperar, lo que les pertenece.
Los pueblos del sur del país después de casi más de tres meses de movilizaciones y marchas con más de setenta asesinados va tomando consciencia de que marchar con bombos y platillos pacíficamente no va a conseguir nada sino más muerte de los mejores hijos del pueblo. Y, Puno ha reaccionado, asume la vanguardia de los pueblos quechuas y aymaras para seguir en la brega. Librar una guerra de secesión, trocear al país para liberarlo no es solución. Salvar al Perú, debe ser un acto heroico de toda la nación y, la tercera toma de Lima, es la definitiva y la última opción que tienen los peruanos para salvar la patria. Puno, pueblo quechua aymara, ignorado, negado por ese estado corrupto, se reconoce como parte del Perú pero desconoce a ese estado que lo niega. Puno, ahora busca construir nuevas instituciones para administrar sus recursos, sus materia primas: su litio, su uranio, su estaño, su agro, su comercio, etc., etc., que pasarán a disposición de sus organizaciones para satisfacer las necesidades de sus habitantes por décadas postergados. Esta estrategia debería ser emulada por todos los pueblos que son los que deberían elegir sus propias autoridades para no depender de la corrupción centralizada enquistada en las instituciones limeñas.
En conclusión, la crisis del Perú no tiene solución ha ido acumulando crisis tras crisis hasta hacerse una crisis gigantesca que no tiene solución dentro de este sistema corrupto, criminal, genocida y vende patria que es el capitalismo.
12 de mayo 2023