El señor Pedro Castillo Terrones, ¿es aún el presidente de todos los peruanos? Al respecto de los hechos. El presidente está preso y la asesina Dina Boluarte está sentada en el sillón presidencial. Ninguno de los dos, gobierna. Pedro Castillo Terrones sigue siendo el presidente legítimo elegido por el pueblo, pero no gobierna; está secuestrado. Pero la asesina, la usurpadora, estará sentada en el sillón de palacio de gobierno, pero tampoco gobierna; es un títere, una marioneta, jalada por lo que decida el congreso y, por sobre todo, por la "mano invisible" de la japonesa Keiko Sofía Fujimori Higuchi. Así están las cosas en el Perú: gana la "izquierda", pero gobierna la derecha.
El expresidente Pedro Castillo Terrones, que se negó y con justa razón a participar del juicio oral desde sus inicios, en la audiencia del 4 de abril, calificó a este juicio como un mamarracho. En audiencia anterior, la juez que lleva el caso, Castillo, la había calificado como Herodías. Para ser justos, Pedro Castillo Terrones no debería estar en esta situación; prácticamente el Estado ha complotado desde el inicio de su gobierno para llevarlo a esta situación y apoderarse del poder. Y no es que el injustamente detenido sea secuestrado, porque eso es lo que han hecho, lo han secuestrado, acusándolo de rebelión y conspiración, violando todos sus derechos como mandatario, aduciendo una vacancia que igualmente no se ajustaba al debido proceso, tratándosele como a un delincuente. Hicieron con Castillo lo que tenían planeado desde el momento en que fue investido, haciéndole la vida imposible para que pudiera gobernar, ya no solo cada día, sino que lo instigaban para ello cada segundo, cada minuto, indisponiéndolo a través de la prensa, la que se alternaban para hacer que cada mentira fuera considerada por el pueblo como una verdad. La trama que le montaron fue tan cuidadosamente planificada, ya no solo por la derecha y la ultraderecha, manejada por la japonesa Keiko Fujimori, a la que Vargas Llosa consideraba un cáncer para el Perú, pero a la que terminó apoyando. Prefería a una acusada por varios delitos, entre ellos dirigir una organización criminal por la que el fiscal pedía 30 años de prisión. Si Vargas Llosa prefería a esta delincuente de origen japonés que a un humilde campesino nativo del Perú, no porque fuera comunista, que no lo es, sino por sus raíces autóctonas, por ser cholo, serrano, indio, como califica el novelista en sus novelas a los nativos. Si para algo sirven las novelas es también para descargar frustraciones...
Injustamente detenido a través de un juicio ya de antemano amañado por todos los poderes del Estado: Ejecutivo, legislativo, judicial, tribunal constitucional, defensoría del pueblo, fuerzas armadas y policiales, hasta la misma iglesia. En santa procesión se coludieron no solo para arrebatarle el poder al profesor Castillo, sino para meterlo preso sin que haya acusación y no lo puede haber porque no hay pruebas que lo impliquen en nada, manteniéndolo preso, en prisión preventiva reiterada, una tras otra. Y la sinvergüenza, que ya se cree la próxima presidenta, vocifera que, cuando lo sea, lo va a indultar. Pero nada se sostiene. Y ya va saliendo la verdad de las atrocidades, de los hechos que han cometido estos representantes del Estado que van cayendo, pero buscan modificar las leyes penales y de la Constitución para perpetuarse en el poder como en Venezuela, como en Cuba, para así evitar la cárcel. Y la opción que tienen para ello es preparar unas elecciones amañadas y, como plan B, les queda un golpe de Estado sellado, oleado y sacramentado con la bota.
Por todo esto es que el profesor Pedro Castillo Terrones ha dicho que el juicio oral es un mamarracho de juicio y esto es la pura verdad.
NT. 14 de abril 2025