18 octubre 2025
NO KINGS: MILLONES DE PERSONAS CONTRA EL AUTORITARISMO DE TRUMP
El grito “No Kings” (Sin Reyes) ha vuelto a llenar las calles de Estados Unidos. Desde Los Ángeles hasta Nueva York, más de 2.500 marchas recorrieron el país este 18 de octubre, en una movilización que ya suma millones de personas.
El mensaje es claro: Estados Unidos no tiene monarcas, y Trump no puede comportarse como uno. El movimiento nació el pasado 14 de junio con una participación masiva (cinco millones de manifestantes) y ha crecido como símbolo de resistencia civil ante lo que muchos consideran una deriva autoritaria del Gobierno republicano.
La ACLU (Unión Americana de Libertades Civiles) ha recordado los derechos de quienes protestan.
La Primera Enmienda protege la libertad de expresión y de reunión pacífica, sin importar la ciudadanía o el estatus migratorio. Cualquier persona puede manifestarse en calles, aceras o parques, grabar a la policía y exigir respeto a su voz.
Sin embargo, el clima político es cada vez más tenso. En ciudades como Portland y Chicago, las protestas por la política migratoria han sido reprimidas con violencia. Aun así, los organizadores de No Kings insisten: la desobediencia no violenta es nuestra fuerza.
Mientras la Casa Blanca endurece su discurso y criminaliza la disidencia, la sociedad civil se levanta para recordar que la democracia no se hereda, se defiende.
Trump quiso ser rey, y el pueblo le respondió con una coronación de calles llenas de dignidad.
“NO KINGS”: MOVILIZACIONES MASIVAS CONTRA TRUMP EN USA.
Las movilizaciones "No Kings" representan un movimiento social de resistencia multitudinario en Estados Unidos, cuyo lema central ("No Reyes") simboliza el rechazo a lo que sus participantes perciben como una deriva autoritaria y una concentración de poder presidencial que amenaza los fundamentos de los derechos civiles, que los trabajadores conquistaron en décadas pasadas.
Desde una perspectiva sociológica, las causas se centran en la defensa de la superestructura democrática contra acciones específicas del gobierno de Trump percibidas como abusos de poder, tales como:
-El despliegue de la Guardia Nacional en ciudades gobernadas por la oposición.Apuntalando el aparato represivo como forma de resolución de conflictos.
- Las políticas migratorias de mano dura y las redadas masivas,que tiene como fin último el orillar a la superexplotación de la fuerza de trabajo de los latinos.
- Los ataques a las instituciones de control, como los medios de comunicación que son contestatarios a Trump y el sistema judicial que no convalida las políticas del presidente republicano.
Las protestas, aunque enfocadas en lo político, son una manifestación de las contradicciones de legitimidad del capitalismo tardío norteamericano,que pierde progresivamente hegemonía a nivel global,y que ve en el autoritarismo la forma de reconstituir su supremacía.
El gobierno es visto como un aparato que, respaldado por una facción de la burguesía financiera y del aparato militar-industrial, implementa políticas que refuerzan la concentración de capital (ej. exenciones fiscales multimillonarias a empresas) a costa de la clase trabajadora. El trumpismo busca dividir a la clase trabajadora (nativos vs. inmigrantes) y redirigir el descontento hacia enemigos ideológicos externos (China,el narcotráfico,el populismo latinoamericano u otros)que sirve para proteger el statu quo económico y desviar la atención de las causas estructurales del declive norteamericano .
El alcance geográfico y numérico de "No Kings" ha sido históricamente significativo, consolidándose como una de las mayores movilizaciones cívicas recientes en el país.La primera gran jornada de protesta, realizada en junio, reunió aproximadamente a cinco millones de personas en todo el país, según cifras de los organizadores. En la segunda gran movilización de este octubre, los organizadores afirmaron que la participación ascendió a casi siete millones de asistentes.
Las protestas se caracterizaron por ser ampliamente descentralizadas, abarcando más de 2,500 (algunas fuentes indican más de 2,700) ciudades y municipios en los 50 estados del país. Esto demuestra un amplio rechazo a nivel nacional, no limitado a unas pocas grandes metrópolis.
El movimiento está respaldado por una extensa red de más de 200 a 300 organizaciones asociadas, incluyendo grupos de derechos civiles y sindicatos. El alcance sociológico radica en su capacidad para establecer un marco discursivo de resistencia cívica frente al autoritarismo. Sin embargo, a pesar de su magnitud, el movimiento se centra principalmente en la defensa de la democracia liberal burguesa y no desafía directamente el sistema económico subyacente a las tensiones políticas. No obstante, la inclusión de demandas sociales y la participación sindical le otorgan un potencial de lucha para la clase trabajadora.