¡Gloria eterna e los heroes y mártires caídos!
El 1 de mayo es el festivo en honor a los trabajadores en buena parte del mundo. Esta fecha se celebra desde que en 1889 la Segunda Internacional Socialista decidiera nombrarla como un día de reivindicación y descanso para el proletariado en homenaje a los 'Mártires de Chicago', que tres años antes habían sido condenados a muerte por participar en una huelga.
Cada primero de mayo una gran parte del planeta celebra el ‘Día del Trabajador’. A lo largo de las últimas décadas, esta jornada ha servido como acto de reivindicación principal de sindicatos y obreros, hasta el punto de convertirse en uno de los feriados no religiosos más ampliamente celebrados en todo el mundo. ¿Pero de dónde viene esta festividad y en qué países se celebra?
Prácticamente todo el planeta celebra este día, algo que no están habitual en otras festividades. Las excepciones las encontramos en algunos países de África, Medio Oriente, Asia y en Estados Unidos y Canadá, cuyo día del trabajador es en una fecha diferente para intentar desmarcarse del origen socialista de la jornada.
Un día en honor a los 'Mártires de Chicago' Y es que la gestación de lo que hoy conocemos como el Primero de Mayo se dio en el Primer Congreso de la Segunda Internacional Socialista celebrado en París en julio de 1889. Aquí, los partidos socialistas de Europa y Norteamérica acordaron celebrar este día como una jornada de homenaje al proletariado.
La fecha, se escogió en honor a los Mártires de Chicago, una serie de sindicalistas estadounidenses que fueron condenados a muerte en 1886 durante una huelga que reclamaba la implementación de la jornada laboral de 8 horas. Estos obreros fueron acusados, sin prácticamente pruebas y en juicio muy cuestionado, de haber cometido un atentado contra policías.
Pero, curiosamente, aunque la celebración del Primero de mayo se da por unos trabajadores estadounidenses, en ese país no es festivo debido a que las autoridades consideraron que sería algo positivo desligar el día del trabajador de una fecha tan ligada al movimiento obrero como esta.
Desde ese momento, el Primero de mayo fue el día en el que los trabajadores de los países industrializados en la época reclamaron la jornada laboral de ocho horas y el festivo para esa fecha. Algo que, con el tiempo, se fue logrando en varias naciones. El objetivo principal era establecer un sistema que dignificara la calidad de vida del trabajador por medio de ocho horas de trabajo, ocho de ocio y ocho de descanso.
Las malas condiciones de la clase obrera alentaron las protestas año tras año
El éxito de seguimiento que tuvo esta jornada, año tras año, no se puede entender sin conocer las condiciones de la mayoría de los trabajadores industriales para finales del siglo XIX y principios del XX, que en general eran muy malas.
Los obreros sufrían jornadas de sol a sol, tenían salarios irrisorios y, en muchos casos, se veían obligados a trabajar desde niños sin ningún tipo de seguridad laboral. Un contexto idóneo para que florecieran las doctrinas
comunista y anarquista en una parte importante de la clase proletaria.
Estos partidos y sindicatos aprovechaban el primero de mayo para exhibir su fortaleza ante los estados con manifestaciones multitudinarias. En muchos casos, estas protestas también exigían el cambio de régimen. Especialmente a partir de 1917, cuando se empezó a tener la referencia del comunismo en la Unión Soviética.
En los países donde triunfó la revolución socialista y se implementó este sistema, se siguió conmemorando y celebrando como uno de los días más importantes en el calendario. En plena Guerra Fría, esta jornada sirvió para muchas de estas naciones, como un momento de veneración al líder, exhibición de la fortaleza militar y desfile. Es llamativo como el carácter reivindicativo con el que inicialmente se forjó este día, quedó de lado, en sustitución por algo más festivo.
Por otra parte, en el bloque Occidental, los objetivos fueron cambiando después de la Segunda Guerra Mundial. La consolidación del estado del bienestar, pensiones dignas, salud universal o un salario mínimo fueron las victorias que poco a poco el movimiento obrero fue obteniendo. Pero, con la llegada de la década de 1980 hubo dos acontecimientos que hicieron que el sindicalismo perdiera fuerza en los países industrializados occidentales: la reconversión industrial y la deslocalización.
Pérdida de fuerza del sindicalismo
Estados Unidos y Europa dejaron de tener tanta población dependiente de la industria, para focalizarse en una economía de mercado y servicios, algo que hizo que una parte significativa del tejido industrial desapareciera para ser llevado a países en vías de desarrollo. A pesar de la resistencia del sindicalismo en los 80, lo cierto es que finalmente no lograron mantener la industria. Esto debilitó la fuerza que antaño tenían los movimientos obreros y, como consecuencia, la importancia reivindicativa del Primero de Mayo.
Eso no significa que las protestas de cada año cesaran. Nunca lo hicieron, pero su importancia relativa para conseguir objetivos disminuyó, al igual que el número de afiliados a los sindicatos en todo el mundo. El poder de sindicatos de corte socialista y, sobre todo anarquista, ha pasado a ser testimonial en naciones como Estados Unidos. En Europa, en países como Francia, España o Reino Unido siguen manteniendo las siglas de estas organizaciones, aunque en la mayoría de los casos, con un tono mucho más moderado que hace unos años.
Pero a pesar de esta notable pérdida de fuerza las reivindicaciones en muchos de los países siguen existiendo. Aunque se afrontan de una forma diferente. El primero de mayo ha dejado atrás proclamas universales como la adopción de las ocho horas, por reivindicaciones más nacionales o locales.
Además, para una parte de la población, esta fecha ha pasado a ser simplemente una jornada de descanso más de homenaje a los trabajadores, sacando del contexto cualquier tipo de reivindicación, una situación que también ha sido alentada por algunos estados al cambiar el nombre de la jornada por el ‘Día del Trabajo’, en lugar ‘del Trabajador’. Sea como fuere, la importancia histórica de este día continúa y, con ella, su legado.